Maestría versus genialidad

14 06 2018

Considero interesante matizar las grandes diferencias existentes entre un maestro de la pintura y un denominado genio de la misma.

Algo importante tienen en común y es unas cualidades innatas que les facilitarán el camino para convertirse en tales denominaciones, ya que el artista como el genio , tienen que nacer y luego se hacen, sin esas cualidades innatas no hay nada que hacer, para conseguir cualquiera de los dos status artísticos, recordemos aquel proverbio “ Quod naturae non dat, Salmantica non praestat” (lo que la naturaleza no da Salamanca no otorga), y esto es una verdad irrefutable, especialmente para convertirse en un verdadero artista, pero vayamos a las características que separan a un maestro de la pintura del genio.

El maestro es aquel que tras un aprendizaje casi siempre académico consigue dominar a la perfección todos los principios básicos del oficio y desarrollarlos con cierta ortodoxia e incluso cuajarlos con madurez en un estilo propio, realizando obras muy encomiables y dignas de admiración por su buena factura y en algunos casos por su virtuosismo, estos son admirados por el común de los mortales, aunque sean profanos en el mundo del arte. Cabe preguntarse entonces de donde salen los genios y como se gestan, pues desde luego no de las academias de bellas artes, allí no se enseña a ser genio, son muchos los pintores considerados como tales, que o bien no pisaron una academia o salieron rápidamente de ella, huyendo precisamente del encorsetamiento del academicismo y sus estrictas y ortodoxas normas en su manera de concebir el arte.

Los genios son por naturaleza rebeldes, hipersensibles, originales en su concepción, libres, heterodoxos y rompedores con las normas al uso, son muy creativos y buscan el camino de la originalidad y llamar la atención y epatar a toda costa, incluso en su modus vivendi, verbigracia: las palabra de Dalí “ La diferencia entre un loco y yo, es que yo no estoy loco”, su vida fue todo un show y una pose de cara a la galería. En definitiva, los genios hacen obras muy peculiares, originales y a menudo controvertidas , que con frecuencia no hacen alarde del dominio del oficio del virtuoso maestro, si de algo muy distinto y llamativo e inconfundible por su creatividad. El gran problema, que nos encontramos actualmente, es que ante la ingente cantidad de pintores, muchos quieren debutar como genios apoyados sólo en el marketing, cuando Picasso dijo: “He necesitado toda una vida, para llegar a pintar como un niño”.

Pedro Ortiz Olivas

(Editorial del mes de junio de 2018 de la Asociación de Artistas Alicantinos)

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